Winnipeg, 2052. Navés, Naseva,

Tengo mi escritor, mi bloc de notas transparente, no es fondo el blanco. EL fondo del coso este de google es blanco, me molesta. Y no solo es peor. Me hizo pensar que mi blog de notas no era mi blog de notas, sino el notepad.exe de windows, el default, el bien pija. Y mi software para redactar estupideces tiene la letra blanca. Así que:

Ví todo blanco y me asusté. Pensé que estaba abierto el blog de notas y mi otro software también. No estaba abierto el notepad.exe. Cerré el glassnote  (así se llama) y perdí todo lo que estaba escrito. Aún cuando me preguntó si quería guardar lo que había escrito, frené el puntero miré la pantalla y ví que lo que estaba cerrando era todo blanco. Así que puse OK YES.

Por suerte había hecho ctrl c antes, para pegarlo en este blog. Que para eso abrí esta puta pantalla que me lastima la vista mientras escribo. Quiero mostrarles una imagen de como leí yo esta historia.

Así escribo yo, después los editores me pueden chupar la pija.





Hoy me paró la policía. Me dijo EH, EH, EH, y silbó la bocina/reina/sirena/claxon. NO SÉ COMO VERGA LE DIGAN AL COSO QUE ZUMBA.

Y miré. Miré desde el hombro izquierdo negro de polera Y gorra de lana negra. Sin cambiar la dirección de mis zapatillas marrones, Ni interrumpir el vuelo de mi campera beige.

Y miré. Fijamente a los dos. Me acerqué al vehículo, la ventana del acompañante estaba baja. Me Apoyé en su ausencia, acomodé mi cabeza para ver dentro del receptáculo y luego de mirar bien su circunstancia le dije al Oficial: -"H"- Y antes de generar la vocal "O", el sargento Eliaschevepp (o como sea que le digan al cargo dragoniante en la fuerza. No debí haber memorizado tantos cargos jerárquicos en mi infancia, perdón) me dijo, "Buenas noches, estamos haciendo una ronda nocturna porque los vecinos informaron ciertas cosas, blaba)

Yo estaba pensando en la Boca del Miedo, el libro de Alejo Carpenter, Carpentier o algo así. El boludo de Draletti le dice John, iluso.

Mastiqué mi saliva, hacia frio y venía fumando. Lo miré mientras lo hacía. Me duele un poco la cabeza todavía.


-¿Usted, vió algo?- Me dijo

Tosí para aclararme la voz, tosí un rato, soy una persona que tose mucho. Se lo puede preguntar hasta a la gente que no sabe mi nombre. Tosí con la finalidad de aclararme un poco la voz. No sea cosa que el oficial piense que he bebido o otras cosas. Sí, había bebido y sí había otras cosas, por eso tosí para aclararme la voz y mirándolo a los ojos.

-No, no ví nada. Sabe? La otra vez robaron un auto, tipo diez de la noche por Arenas. Los vecinos están preocupados, ya no invitan a los familiares o amigos a cenar porque no pueden dejar el auto en la vereda. Me parece bien que se den una vuelta. Siempre vuelvo todas los lunes y martes por estas horas, y siempre veo algún móvil dando vueltas. Pero no sé. La otra vez volví haciendo un poco de parkour/free running a ver si salía alguien a decirme algo, ya sabés, algún pibe boludeando por ahí. De esos que buscan pelea cuando los mirás a los ojos.- Le dije, esbozando cada palabra con delicia, modulando mi boca como recitor de estupideces que soy y en tono neutral, serio y a veces sonriendo.

A él le brillaban los ojos, seguramente había tomado alcohol de aburrido no más, no pasaba nada en la noche y había dormido todo el día.

-Ah,- Dijo.

Su chofer, que era eso no más. Creo que no tenia ni charreteras, miraba fijo al camino. Como si estuviera petrificado acostumbrado a ir así. Falta de entrenamiento supuse, o de rutina. Ya sabemos, los polis bonaerenses solo aprenden de oficio, dando vueltas, miles y miles de noches.

Lo miraba de a ratos, me divertía su pose, también miraba dentro del vehículo.

Ellos no se daban cuenta, no siempre me sostenía la mirada y cada vez que parpadeaba yo miraba hacía adentro. El rifle de asalto liviano estaba ahí, entre sus piernas, un poco abajo del asiento. Las luces de otros autos, azarosos me dejaban ver la reglamentaria en el torpedo del auto. Una buena costumbre, tener el arma a mano cuando vas en tu móvil. Me lo enseñaron, me entrenaron para esto y el policía viejo se da cuenta que estoy mirando de más.

-Y vos que pensás, ¿Que se puede hacer para mejorar esto?

Suspiré una jota y lo miré otra vez.

-Mirá, me duele un toque la cabeza. Tuve un día bastante raro hoy y me duele un poco la cabeza, pero bueno- Mientras se atravezaba la S en mi paladar...

-No, claro, no es molestia, ¿De qué trabaja?

Lo miro, levanto otra vez mi ceja

-Soy actor, hoy estábamos filmando una escena donde me moría y como que me pasaron demasiadas cosas por mí cabeza, mi...- Y mientras imaginaba la V de Viejo para hablar sobre mi papá y como recordé sus manías de dormirse en la mesa, mientras me dormía en la escena, muriendo, en la puta escena.


-Ah, ¡Artista!- Dijo sonriendo, el otro me miró por primera vez, serio, confundido. Miró el espejo, el arma, miró todo el auto tan rápido y de una forma tan obvia, que pensé, tengo que escribir esto antes de que se le escape un tiro. ¡Tengo que escribir que está pasando esto!

No puede ser, vengo de ver la Película de John Carpenter, La boca del Miedo y es muy raro lo que está pasando. Y bueno, tal vez te das un poco cuenta que estás leyendo esto, viste. Metacomunicación, Dios, Kant, Marxismo, Literatura, Cine, Religión, Tribu, Culto, Sociología, Levi Straus, Lucien Sebag, Lucien Sebag.

Háblele a su sociólogo amigo de Lucien Sebag. Dígale también que tengo un libro de él. En español, nada lujoso, lo compré en una feria en Villa Dominico por 2 pesos. 3 mil copias hay de ese libro, en América Latina. Yo tengo uno.

Yo tengo uno.


Yo.


Mientras pensaba eso y el sub oficial hablaba de sus cosas, sus hijos, la familia, el trabajo, la rutina, los prestamos (ahí le sonreí) y esas cosas comencé a recordar una película sobre Winnipeg y los saludé con la afectuosidad del invierno, mientras pensaba en la nieve, en el blanco en la costumbre de una familia aborigen que hace 200 o tal vez más años habita Winnipeg, pisando las huellas de hielo de sus antepasados, formadas por inviernos que nunca se terminan. Atravesando sus sombras en Taxis negros, Negrisimos para ser vistos en la nieve, como hermanos siniestros del Taxi citadino, que gira por las avenidas más concurridas de la parte comercial, turística. Que son blancos, para recordar de donde vienen. Cuando hicieron las olimpiadas de invierno en Winnipeg o cuando se pone de moda hay que elevar hoteles desde las mismas montañas de nieve. No hablo de lujos, ni asientos de cuero. Hablo de desenterrar Hoteles que ya habian sido construidos antes. Porque Winnipeg se deconstruye cada vez que "termina" el invierno de los turistas. Y se oculta en ese hogar cálido de hielos termales y locuras sin sentido como sacar hielo de tu ventana para ponérselo  al Cogñac rico, rico y dulce ¡y caliente! Siempre caliente o tibio o frío como una gelatina que se desteje. El postre preferido de ellos es una gelatina de cognac sabor naranja que se desarma y se arma a tu antojo, si querés le ponés cogñac y queda como una sopita o la rodeas de hielo y se gelatiniza otra vez. Como un oroboro septentrional que se devora y es devorado por dioses más elevados. Estos dioses son ellos, los habitantes de Winnipeg, una ciudad que se devora el mundo expandiendo gripes imbatibles y reforzadas por  la edad de los inviernos. Cepas de todo el mundo se cocinan ahí y vuelven, pero en winnipeg ninguna queda. El frío termina por matar hasta las ultimas bacterias, por eso tenemos sus habitantes están tan acostumbrados a cuidar sus humedades y se hidrata todo el tiempo.

Pensás que el Flan tiene muchísima agua? Las Tortas? Que postre tiene agua si no es el whisky o el vodka. Que bebida puedo tomar para mantener este cuerpo caliente si no tengo fuego. Si no puedo prender un puto leño esta noche.

Llegué a Casa y comencé a escribir, me molestaba un poco la idea. Pensé en escribirla en Facebook. De hecho alguna estupidez sobre el tantra voy a poner que venía escribiendo en el bondi.


No me gusta el editor de blogspot. Me hace sentir mal. Ojala tenga suerte subiendo las imágenes.

pija, sí, pija dice, así termina la frase


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